viernes, 17 de abril de 2015

LAS MENINAS




Las meninas, como se conoce el cuadro desde el siglo XIX, o La familia de Felipe IV , se considera la obra maestra del pintor del siglo oro español Diego Velázquez..  Es una pintura realizada al óleo sobre un lienzo de grandes dimensiones formado por tres bandas de tela cosidas verticalmente, donde las figuras situadas en primer plano se representan a tamaño natural. Es una de las obras pictóricas más analizadas y comentadas en el mundo del arte.


Contexto histórico:  Velázquez pintó este cuadro en 1656, año perteneciente al reinado de Felipe IV, penúltimo monarca de la dinastía de los Austrias. Hacía más de diez años que había tenido lugar la caída del  Conde-Duque de Olivares, y ocho años del final de la Guerra de los Treinta Años. En el año en que Velázquez pintó Las meninas, el rey estaba ya muy envejecido y con evidentes signos de cansancio bien demostrados en la obra del mismo autor. Después de la ejecución de este cuadro, se impuso el matrimonio entre el rey de Francia Luis XIV y la Infanta María Teresa, hija de Felipe IV. Velázquez, debido a su cargo en la corte española, tuvo que desplazarse a la Isla de los Faisanes para preparar este encuentro; después de este viaje, falleció en Madrid.


La obra no está fechada ni firmada, se halla expuesta en el Museo del Prado de Madrid, donde ingresó en 1819 procedente de la colección real.

El tema central es el retrato de la infanta Margarita de Austria, colocada en primer plano, rodeada por sus sirvientes, «las meninas», aunque la pintura representa también otros personajes. En el lado izquierdo se observa parte de un gran lienzo, y detrás de éste el propio Velázquez se autorretrata trabajando en él.El artista resolvió con gran habilidad todos los problemas de composición del espacio, gracias al dominio que tenía del color y a la gran facilidad para caracterizar a los personajes. El punto de fuga de la composición se encuentra cerca del personaje que aparece al fondo abriendo una puerta, donde la colocación de un foco de luz demuestra, de nuevo, la maestría del pintor, que consigue hacer recorrer la vista de los espectadores por toda su representación.



Un espejo colocado al fondo refleja las imágenes del rey Felipe IV y su esposa Mariana de Austria, medio del que se valió el pintor para dar a conocer ingeniosamente lo que estaba pintando, aunque algunos historiadores han interpretado que se trataría del reflejo de los propios reyes entrando a la sesión de pintura o, según otros, posando para ser retratados por Velázquez, siendo en este caso la infanta Margarita y sus acompañantes quienes visitan al pintor en su taller.





Las figuras de primer plano están resueltas mediante pinceladas sueltas y largas con pequeños toques de luz. La falta de definición aumenta hacia el fondo, esta misma técnica se emplea para crear la atmósfera nebulosa de la parte alta del cuadro. El espacio arquitectónico es más complejo que en otros cuadros del pintor, siendo el único donde aparece el techo de la habitación. La profundidad del ambiente está acentuada por la alternancia de las jambas de las ventanas y los marcos de los cuadros colgados en la pared derecha. Además se ve un fuertemente iluminado de la infanta. 




DESCRIPCIÓN DE PERSONAJES:


  1. Infanta Margarita. La infanta, una niña en el momento de la realización de la pintura, es la figura principal. Tenía unos cinco años de edad y alrededor de ella gira toda la representación de Las meninas. Fue uno de los personajes de la familia real que más veces retrató Velázquez, ya que desde muy joven estaba comprometida en matrimonio con su tío materno y los retratos realizados por el pintor servían, para informar a Leopoldo I sobre el aspecto de su prometida.

  2. Isabel de Velasco. Hija de don Bernardino López de Ayala y Velasco. Contrajo matrimonio con el duque de Arcos y murió en 1659, tras haber sido dama de honor de la infanta. Es la menina que está en pie a la derecha, vestida con la falda, en actitud de hacer una reverencia.

  3.María Agustina Sarmiento de Sotomayor. Hija del conde de Salvatierra y heredera del Ducado de Abrantes por vía de su madre, Catalina de Alencastre. Es la otra menina, la situada a la izquierda. Está ofreciendo agua en un búcaro.

  4. Mari Bárbola. Entró en Palacio en el año en que nació la infanta y la acompañaba siempre en su séquito. Es la enana acondroplásica que vemos a la derecha.

  5. Nicolasito Pertusato. Enano de origen noble del Ducado de Milán que llegó a ser ayuda de cámara del rey y murió a los setenta y cinco años. En la pintura está situado en primer plano junto a un perro.

  6. Marcela de Ulloa. Viuda de Diego de Portocarrero y madre del cardenal Portocarrero. Era la encargada de cuidar y vigilar a todas las doncellas que rodeaban a la infanta Margarita. Se encuentra en la pintura, representada con vestiduras de viuda y conversando con otro personaje.

  7. El personaje que está a su lado, medio en penumbra, es el único del que se desconoce el nombre, mencionándolo sencillamente como un guardadamas.

  8. José Nieto Velázquez. Era el aposentador de la reina, así como el propio pintor lo era del rey. Sirvió en palacio hasta su fallecimiento. En la pintura queda situado en el fondo, en una puerta abierta por donde entra la luz exterior. Como dice el crítico de arte Harriet Stone, no se puede estar seguro de si su intención es entrar o salir de la sala.

  9. Diego Velázquez. El autorretrato del pintor, se encuentra de pie, delante de un gran lienzo y con la paleta y el pincel en sus manos. El emblema que luce en el pecho fue pintado posteriormente, admitido como caballero de la Orden de Santiago.

  10 y 11. Felipe IV y su esposa Mariana de Austria. Aparecen reflejados en un espejo, colocado en el centro y fondo del cuadro, pareciendo indicar que es precisamente el retrato de los monarcas lo que estaba pintando Velázquez.






La pintura se terminó en 1656, fecha que encaja con la edad que aparenta la infanta Margarita (unos cinco años).  Felipe IV solía visitar el taller del pintor, como cuenta Palomino recordando algunos precedentes históricos, conversaba con él y a veces se quedaba viéndole trabajar, sin protocolo alguno. El lugar donde trabajaba Velázquez era una sala amplia del piso bajo del antiguo Alcázar de Madrid, próxima al denominado «Cuarto del Príncipe». Algunos años después de la muerte de Velázquez la pieza principal del «Cuarto del Príncipe», que es precisamente el lugar retratado con precisión en Las meninas, se acondicionó como taller de los pintores de cámara.

          En el incendio que destruyó el Alcázar de Madrid , este cuadro y otras muchas joyas artísticas tuvieron que rescatarse apresuradamente, algunas se arrojaron por las ventanas. Las meninas se salvó y hoy en día le podemos encontrar en el Museo del Prado.
               El estado actual de la pintura es excepcional, especialmente si se tiene en cuenta su gran tamaño y antigüedad.

domingo, 8 de marzo de 2015

La Bóveda de la Cámara de los Esposos



La camara de los esposos está situada en el primer piso del torreón norte del Catello San Giorgio en el Palacio Ducal de Mantua, Italia. La obra duró casi diez años, comenzaron en 1465 y terminaron en 1474, como se puede ver en la placa dedicatoria a los marqueses en la pared occidental de la habitación.

Las intenciones políticas de este proyecto estaban muy claras: mostrar el prestigio, el poder y las importantes relaciones de Matua. Se dice que, también tenía el papel de influenciar eventos, como la búsqueda de un buen casamiento para las hijas del marqués.
 
En el centro de la bóveda pinta un gran óculo abierto como si la estancia tuviera una entrada de luz vertical. En dicho óculo, todo en una perspectiva vertical perfectamente conseguida, dispone una balaustrada desde donde una serie de puttis o ángeles infantiles juegan en distintas actitudes, e incluso algunos de ellos han introducido su cabeza por algunos de los huecos que forman dicha balaustrada. Otro de los aspectos curioso es que aparecen diez personajes asomándose, dos de ellos hablan entre sí pero los otros tres miran directamente  hacia el centro de la habitación, hacia el espectador que se encuentra en la sala, produciéndose una comunicación ilusoria pero directa entre lo real y ficticio. Igualmente un pavo real y una maceta en perspectiva vertical le sirve para decorar dicha balaustrada. 



Encontramos a dos de ellos, a la derecha del pavo real, que habiendo sacado sus cabecitas por los huecos de la barandilla se han atascado y lloran con miedo. Un grupo de jovencitas mira con coquetería al espectador situado en el suelo y le muestran un peine, indicando que se hallaban en sus tareas de aseo cotidiano. Alrededor del óculo, Mantegna finge una decoración de ajedrezado, muy apreciado por los artistas renacentistas por las dificultades en la proyección geométrica que implica, y una guirnalda de flores y apetitosas frutas. La técnica delicada y casi miniaturista le permite conseguir efectos muy difíciles de obtener con la técnica del fresco, el dibujo poderoso y de gran calidad como en toda la obra de Mantegna.




 En su techo y en sus muros, Mantegna plasmó una verdadera galería de retratos (de perfil, de tres cuartos o de frente al espectador), en la que todos los personajes están perfectamente caracterizados: la familia de Ludovico Gonzaga, el hombre que convirtió al artista de Padua en el retratista oficial de su corte; los cortesanos; los servidores y todos los demás asiduos de la vida palaciega, el popio Mantegna incluído.